Estaba finalizando una conferencia sobre valores en un gran hotel de de Bogotá cuando, al finalizar , se me dirigen a la salida un grupo de policías uniformados con galones de alto rango. Antes del auge de las películas sobre Colombia, su presencia era ya algo intimidatoria.
- Profesor García, venimos de parte del Coronel Naranjo para ver si puede Vd. ayudarnos – afirmó tajante una oficial puro Colombia.
Intriga y temor mano a mano. “Vaya lío en el que me he metido”. Me explicaron que el Coronel Naranjo , entonces Director del Cuerpo de Policía, estaba muy interesado en la formación en valores de los policías del país y les gustaría contar con mi colaboración.
Efectivamente, me trasladaron a las oficinas centrales del Cuartel General y pasamos todo una mañana estudiando su plan de formación en valores. Se basaba en la necesidad de “adoctrinamiento” para evitar los altos niveles de corrupción existente en el cuerpo, - poco salario y muchas tentaciones -, afirmó comprensiva la oficial al mando del programa.
Les hice un planteamiento alternativo: ¿ y si en lugar de tratar de adoctrinarlos memorizando un manual se abrieran espacios de conversación transformadora en los que los propios policías tuvieran la oportunidad de sincerarse , de expresar sus dificultades y descubrir entre ellos de manera participativa los valores que a su propio juicio deberían orientar su trabajo?. Alguien me dijo semanas después que lo estaban teniendo en cuenta.
Años después, viendo la conocida serie de Netflix, supe que fue precisamente ese mismo Coronel Naranjo quien consiguió detener a Pablo Escobar acabando con su vida , el narcotraficante más tristemente famoso de todos los tiempos.
También fue negociador plenipotenciario del gobierno colombiano en el proceso de paz con las FARC y llegó a ser vicepresidente del país.
Por supuesto, existen policías y políticos valientes y con valores. Algunos. Igual no tan pocos.
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