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LA SONRISA DE "LA PRESENCIA"

Foto del escritor: Salvador GarcíaSalvador García

Hace años, durante la visita del Dalai Lama a Barcelona en 1982, tuve la increíble ocasión de tener una entrevista a solas con él. Recuerdo como si fuera ayer mismo su radiante presencia, sentado en una habitación del Hotel Majestic de Barcelona.

Por aquel entonces yo estaba trabajando como Médico Residente en la Unidad de Medicina Psicosomática del Hospital de San Pablo, y en cuanto vi de cerca al Dalai Lama no pude dejar de fijarme en que tenía en su cabeza rasurada un círculo lateral completamente liso que identifiqué como una alopecia areata, un trastorno dermatológico de calvicie en una pequeña área del cuero cabelludo habitualmente relacionado con las situaciones de estrés.

Tal es la proximidad y calidez que emana esta extraordinaria persona que, en lugar de hacerle alguna pregunta supuestamente importante, no me pude contener y le dije ni más ni menos lo que estaba pensando: –¡Eso que tiene su santidad en la cabeza es una alopecia areata! Se sonrió francamente y me dijo: –¡Ah!, ¿y tú sabes la causa? Me quedé un poco azorado pensando que había metido la pata por completo pero, para mi asombro, sentí que me lo preguntaba humildemente y que esperaba con interés mi respuesta. –It is caused by stress, my Holiness –le dije. (“Está causada por el estrés, mi Santidad”). Soltó una carcajada y me contestó con total inocencia algo así como: –¡Ah!, no lo sabía, pero no me extraña nada, hermano mío: ¿tú te imaginas el disgusto que tengo yo con la invasión de los chinos a mi pueblo del Tibet hace casi cincuenta años? ¡Y no hay manera de que se vayan! Al decir estas palabras su sonrisa expresaba una mezcla de dulzura compasiva, firmeza y complicidad conmigo que siempre recordaré como una de las mayores bellezas que la Vida me ha permitido contemplar.

*** A la hora de escribir este texto he consultado más datos de Tenzin Gyatso, líder espiritual del Tíbet y XIV Dalai Lama, que significa Océano de Sabiduría (dalai = océano y lama = maestro, sabiduría). Su gran inteligencia de valores le hace estar firmemente comprometido con la promoción de la filosofía budista ancestral para la felicidad de los seres humanos, el uso responsable del conocimiento y del poder, la armonía entre las diferentes religiones, la preservación de la cultura de no violencia del budismo tibetano y la aproximación entre ciencia y espiritualidad, como la que se realiza en el Mind and Life Institute. Fue Premio Nobel de la Paz en 1989 . Ha escrito más de cien libros y es doctor honoris causa por más de veinte universidades de todo el mundo, todavía ninguna española.


Este excepcional monje budista es llamado Kundun entre sus más allegados, motivo por el que Martin Scorsese realizó una película sobre él con ese mismo nombre: “Kundun”, que se puede traducir, ni más ni menos, como “La presencia”.


***


En el año 2014, por sugerencia de Thubten Wangchen, el director de La Casa del Tibet en Barcelona, inicié los trámites oficiales para su nombramiento como Doctor Honoris Causa por la Universidad de Barcelona. Uno de los argumentos no oficiales más ridículos para denegarla fue que en ese momento no teníamos dinero para comprar la toga y birrete negros para la ceremonia de investidura. El argumento oficial del rechazo fue casi igualmente risible: "el candidato no teníia suficientes méridos científicos". Cuando otros nombramientos han recaído en el pasado a figuras como Ferrán Adriá o Montserrat Caballé. El motivo real del rechazo que finalmente conseguí averiguar fue que la pobre Generalitat de Catalunya, de la que depende la Universidad, no habría querido enemistarse con la poderosa China, que estaba a punto de dar una importante suma de dinero para abrir un centro de estudios en Barcelona.


Ese mismo año fue nombrado doctor honor causa Rafael Correa, el entonces presidente de Ecuador , país con quien al parecer habían en marcha importantes tratados de intercambio, y que en la actualidad ha sido condenado a ocho años de cárcel por cohecho.


Cuando asistí a su ceremonia de investidura comprendí la magnitud de mi atrevimiento: habría tenido que ser yo mismo como profesor proponente quien hubiera tenido que defender desde el púlpito del Paraninfo los méritos del "Océano de Sabiduría" para recibir tal reconocimiento académico.


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©2022 por Salvador García Sánchez.

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