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Foto del escritorSalvador García

SED FELICES SIN MOTIVO



Templo budista Dag Shang Kagyu. Panillo, en plena montaña del pre-pirineo de Huesca. Concebido para la práctica de budismo tibetano “en beneficio de la salud y bienestar de todos los seres”.


Allá por 2015. Fueron varios días de silencio, paseos por el bosque y asistencia a charlas de enseñanzas del dharma y la meditación budista, popularizada como “mindfulness” 2500 años después de su enseñanza inicial.


El profesor fue Karma Tempa, monje ordenado instructor en India por Kyabdjé Kalu Rinpoché.


La propuesta fue la de permancer en “la espaciosidad silenciosa de la mente” – nos dijo Karma Tempa- para comprender la verdadera naturaleza de la realidad y reconocer la existencia de “Las Cuatro Nobles Verdades”, que con el paso del tiempo he ido entendiendo de esta manera :


Primera noble verdad.

La existencia humana está llena de posibilidades de aflicción y sufrimiento (Dukkah en el antiguo idioma sánscrito de India). Hasta la persona con menos problemas lo sabe.


El nacimiento es sufrimiento, la vejez es sufrimiento, la enfermedad es sufrimiento, la muerte es sufrimiento, asociarse con lo indeseable es sufrimiento, separarse de lo deseable es sufrimiento, no obtener lo que se desea es sufrimiento.


Incluso vivir junto a los seres amados puede significar aflicción por el miedo que genera la posibilidad de su pérdida. Nunca la felicidad es completa..


Segunda noble verdad

Todo sufrimiento proviene del deseo de posesión anhelante (Samudaya) y de los “cinco venenos”: apego, odio, ignorancia, ego y celos. El apego a los bienes materiales y a las personas que se ama es gran fuente de sufrimiento, pues nada es para siempre (impermanencia) y todo es interdependiente (sabiduría)


Tercera noble verdad

El sufrimiento inherente a la existencia humana puede cesar (Nirodha) conectando con la sabiduría interior y superando el deseo de posesión anhelante.


La cuarte y última noble verdad

Existe un camino (“Magga”) para liberarse del sufrimento y conseguir paz interior estable cuyas claves esenciales son la visión o propósito de vida correcto , el pensamiento benevolente, el habla amable, la conducta no dañina, el medio de vida ético, el esfuerzo mental correcto y la atención y meditación correctas.


El último día, cuando mi acompañante Vio y yo estábamos ya en la puerta, el amable monje nos despidió con la esencia de su sabiduría : ¡SED FELICES SIN MOTIVO!


Escribo este pétalo desde la habitacíón 228 del Hospital de Bellvitge, donde estoy ingresado por una arritmia cardiaca que hace dos días estuvo a punto de costarme la Vida.En unos dias es probable que tengan que cauterizar mi corazón para prevenir nuevos episodios malignos.


Todavía estoy vivo y, entre otras muchas cosas, puedo estar escribiendo estas líneas, que serán más permanentes que su mismo autor.


¡SOY FELIZ CON MOTIVO!

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